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Por la experiencia adquirida, Rabindranath Salazar constituye la mejor opción para dar viabilidad al futuro de Morelos

Mucho se ha hablado de la larga experiencia adquirida a lo largo de más de tres décadas por Rabindranath Salazar Solorio que lo convierten, sin lugar a dudas, en el cuadro más preparado para dirigir los destinos de Morelos; son los hechos y no las palabras los que dan sustento a esa realidad que, guste o no, es cierta e irrefutable.

Haber ocupado 12 cargos de importancia en una carrera no es algo fácil de encontrar en la clase política que gobierna el país.

Y es que la vasta carrera política de Rabin, como es conocido por amigos y la gente en Morelos, ha estado plagada de trabajo. Es un hombre forjado en la brega y en la adversidad, al que nada se le ha regalado ni le ha sido fácil avanzar. Es, finalmente, producto de la cultura del esfuerzo.

Ha sido alcalde de Jiutepec y diputado local, cargos desde los cuales impulsó acciones en favor de la gente más necesitada, en épocas en que al ser de la oposición tenía que convencer a sus pares que eran mayoría. Empero, logró sus objetivos a base de trabajo y de hablar claro.

Su paso por el Senado de la República lo llevó a seguir esa ruta de entrega de resultados. Rabin conoce el estado como ningún otro político y, lo más importante, es que en los últimos años consolidó relaciones que habrán de llevar a Morelos a ocupar un mejor lugar en el escenario nacional.

Haber sido director de lo que ahora es el Banco del Bienestar, Subsecretario de Gobernación y Coordinador General de Política y Gobierno de la Presidencia de la República, le permitieron ubicar la realidad de Morelos en el contexto nacional y relacionarse como nadie con Secretarios de Estado, Gobernadores, empresarios y embajadores de otras naciones en nuestro país.

De ahí su experiencia y capacidad. Los retos es lo suyo y cuenta con proyectos robustos que ha elaborado con expertos y ha platicado con inversionistas de diversas partes del mundo para hacerlos realidad, la mayoría de ellos para llevar infraestructura y desarrollo a la cuna de Emiliano Zapata. Ello deja en claro que no se trata de un improvisado en la política, sino todo lo contrario. Es un hombre que toma en serio lo que tiene por delante y lo convierte en realidad.

Rabin no olvida sus raíces, no desconoce sus orígenes ni se marea con el poder. Ha ocupado posiciones de suma importancia y no pierde el piso, sabe de qué está hecho y hacia dónde debe dirigir sus pasos.

En consecuencia, los morelenses tienen ante sí el reto de hacer realidad un proyecto sólido en favor de su estado; confiemos en que sus habitantes habrán de estar a la altura y no dejarán pasar esta oportunidad de llevar a la gubernatura a alguien que sabe para qué son los cargos públicos y cómo deben desempeñarse.

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