Por Ivette Estrada
La compasión se asume como creadora de iniciativas de apoyo social, muchas destinadas a los grupos vulnerables. Pero en los altibajos de las ONGs de México se pueden advertir casos de codicia, mentiras e ignorancia a lo largo de su historia.
Tienen más de cien años en México, pero del 2000 al 2018 acapararon los reflectores e inusitadamente olvidaron su objetivo: el beneficio social. La filantropía se convirtió en un burdo disfraz del manejo discrecional de recursos e incluso campearon las Organizaciones No Gubernamentales fantasmas.
Con el nuevo sexenio, disminuyeron los subsidios y apoyos en la mayoría de las dependencias gubernamentales a las asociaciones civiles sin fines de lucro, sólo permanecieron algunas de índole cultural. “Se eliminaron recursos, pero las organizaciones no dejaron de existir”, dice Felipe Vega, fundador de CECANI Latinoamérica, una empresa de enseñanza y divulgación sobre asociaciones y otras figuras sin fines de lucro.
Proyectos y sociedades asistenciales, científicas, de especies en peligro de extinción, educativas, ecológicas, de obras y servicios públicos, apoyo económico, culturales, desarrollo social y becantes vieron peligrar su existencia. Erróneamente creyeron que sólo dependían de los ingresos gubernamentales, que no existían otras maneras de obtener cooperación y ayuda para funcionar.
La figura de donatarias no se entendía. Y estas organizaciones que tuvieron un papel muy activo en 1985, a raíz de los sismos del 19 de septiembre, vieron que su mundo se derrumbó en el actual sexenio, cuando los recursos se destinaron a programas diferentes a las que representaban esas figuras no lucrativas.
Sin embargo, “el subsidio gubernamental no es la única fuente de ingresos de las figuras donatarias. Es factible acceder a fondeos por Internet, venta de productos y servicios a través de empresas como Amazon, Mercado Libre y similares, e incluso acceder a fondos internacionales”, explica Vega, licenciado en Relaciones Internacional y profesionista con tres maestrías en gestión pública aplicada, negocios y dirección de proyectos sociales.
Las sociedades y organizaciones no gubernamentales están especificadas en los artículos del 79 al 84 de la Ley de Impuesto sobre la Renta, entre las que se excluyen sindicatos, grupos políticos, religiosos, deportivos o empresariales que no realicen las actividades de apoyo social como las ya especificadas, dice el experto.
_¿Desaparecerán las sociedades filantrópicas y de apoyo social en México por falta de recursos?
_No. Actualmente, las empresas pueden donar a las figuras donatarias hasta el 7% de sus utilidades y existen muchas posibilidades de obtener fondos de empresas internacionales.
Sin embargo, en México existe un gran desconocimiento de las empresas donatarias, como ignorar que no pueden distribuir sus remanentes sino reinvertirlos o que es posible tener trabajadores por sueldo u honorarios según el artículo 138 de la Ley de Impuesto Sobre la Renta.
Lo más preocupante, según el fundador de CECANI, es ignorar que el patrimonio de las ONGs sin fines de lucro es para beneficio de la comunidad “y en caso de que los socios no quieran continuar, deben donarlo a otra ONG donataria de su predilección”.
El acta constitutiva alineada o sujeta a la ley o actualizada a 2023, un objeto social alineado y no contener actividades no permitidas como venta de bienes o servicios mercantiles y de especulación, son esenciales para adquirir el rango de donatarias, así como tener cláusulas de patrimonio y liquidación y, por supuesto, un objeto social a favor de la población.
La organización formal es parte esencial de la credibilidad para acceder a recursos empresariales del país y de organizaciones internacionales, concluyó Vega.